Hoy os hablaré sobre una enfermedad que lleva mucho tiempo causando muertes en el mundo, aunque, solo hace unos años fue conocida por el mundo entero, El Ébola.

El ébola, surgida en un río zaireño a mediados de los 70, es uno de los virus mas mortíferos que existen. Pertenece a la familia Filoviridae, y fue detectado por primera vez en algunas partes de África. El virus ha recibido ese nombre porque se detectó por primera vez en una aldea de República Democrática del Congo cercana al río Ébola. Es una enfermedad infecciosa viral aguda, que produce fiebre hemorrágica en humanos y primates, causada por el virus del ébola.
Normalmente los síntomas comienzan a aparecer entre los dos días las tres semanas después de haber contraído el virus, con fiebre, dolor de garganta, dolores musculares, y dolor de cabeza. Por lo general, siguen náuseas, vómitos, y diarrea, junto con fallo hepático y renal. En ese momento, algunos pacientes empiezan a sufrir hemorrágias.

El virus del Ébola se contagia entre humanos por el contacto directo con la sangre u otros líquidos o secreciones corporales (saliva, semen, orina, heces...) de una persona infectada y que presente ya síntomas de la enfermedad o de personas muertas infectadas. También puede producirse el contagio del ébola por exposición a objetos que hayan sido contaminados con secreciones infectadas como prendas de vestir o ropa de cama sucias o agujas usadas. El virus del Ébola no se transmite ni por el agua, ni por el aire. También se puede contraer la enfermedad a través del contacto directo con sangre u otros fluidos corporales de animales salvajes que hayan contagiado la enfermedad.
Si el paciente tiene manifestaciones hemorrágicas requerirá la administración por vía endovenosa de líquidos, así como concentrado de plaquetas, factores de coagulación o de transfusiones de sangre si existen pérdidas importantes.
Igualmente, dentro del tratamiento del ébola, es necesario llevar un control estricto de los signos vitales como la frecuencia cardiaca, el pulso y la presión arterial con el fin de determinar cualquier signo indicativo de un posible shock.
Principalmente, el riesgo de infección se reduce evitando el contacto con sangre o fluidos corporales potencialmente contaminados.
Puede confundirse con otros problemas, como el paludismo, el cólera, la peste, la fiebre tifoidea u otras fiebres de tipo hemorrágico. Por eso, para confirmar la enfermedad son necesarias pruebas de laboratorio, como el aislamiento del virus mediante cultivo celular, una prueba de tipo ELISA o una prueba de detección de antígenos, entre otros test.
https://www.youtube.com/watch?v=U75yn8936ws#t=60.5441845 PARTE 2
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